En el cine, los
actores no profesionales, si son bien dirigidos y bien aprovechados, pueden
hacer una película tan digna como la de cualquier profesional del gremio, incluso
mejor que las grandes estrellas fabulosamente bien pagadas y que no son más que
niños mimados (un gran ejemplo es “Ladrón de bicicletas” de Vittorio De Sica). Los hermanos
Paolo y Vittorio Taviani, que siempre han trabajado juntos y que llevan casi
medio siglo en esto, rizaron el rizo y decidieron ambientar la trama en una
cárcel italiana de máxima seguridad, con presos, unos condenados a penas leves,
otros más severas y algunos a perpetuidad, que en el taller de teatro al que
están apuntados van a representar “Julio César” de William Shakespeare. La
película, ganadora del Oso de Oro en Berlín, en su apenas hora y cuarto de
duración, nos muestra los ensayos de los improvisados actores, alternando los
flash-backs en blanco y negro con la misma representación de la obra en color.
Ficción y realidad quedan impecablemente fusionadas, y a veces parece que
alguno de ellos vive su personaje de la obra como si tuviera algo de su propia
vida delictiva. Todos los actores son presos de la cárcel (delincuentes, asesinos,
de la Camorra o la Mafia, etc.), o sus guardianes, incluso el propio profesor
de interpretación es real. Y para demostrar que cuando se acaba la función todo
vuelve a ser como antes, los presos vuelven a sus celdas y a su vida rutinaria.
Pero queda una apasionante peripecia de su trabajo en la obra, que con el
magistral texto de Shakespeare se sigue sin problemas.
CÉSAR DEBE MORIR:
* * * *
"CÉSAR HA
MORIR" de Paolo i Vittorio Taviani
Al cinema, els
actors no professionals, si són ben dirigits i ben aprofitats, poden fer una
pel.lícula tan digna com la de qualsevol professional del gremi, fins i tot
millor que les grans estrelles fabulosament ben pagades i que no són res més
que nens consentits (un gran exemple és “Lladre de bicicletes” de Vittorio De
Sica). Els germans Paolo i Vittorio Taviani, que sempre han treballat plegats i
des de fa gairebé mig segle en això, van arriscar de valent i van decidir
ambientar la trama dins una presó italiana de màxima seguretat, amb presos, uns
condemnats a penes lleus, d’altres de més severes i alguns a perpetuïtat, que
al taller de teatre al qual estan apuntats van a representar "Juli
Cèsar" de William Shakespeare. La pel.lícula, guanyadora de l'Ós d'Or a
Berlín, amb només una hora i quart de durada, ens mostra els assajos dels
improvisats actors, tot alternant els flash-backs en blanc i negre amb la
mateixa representació de l'obra en color. Ficció i realitat queden
impecablement fusionades, i a vegades sembla que algun d'ells viu el seu
personatge de l'obra com si tingués alguna cosa a veure amb la seva vida
delictiva. Tots els actors són presos de la presó (delinqüents, assassins, de
la Camorra o la Màfia, etc.), O els seus guardians, fins i tot el mateix
professor d'interpretació és real. I per demostrar que quan s'acaba la funció
tot hi torna a ser com abans, els presos tornen a les seves cel.les i a la seva
vida rutinària. Però queda una apassionant peripècia de la seva feina dins
l'obra, que amb el magistral text de Shakespeare se segueix sense problemes.
El cineasta
franco-alemán Max Ophüls, después de una carrera entre Francia y Hollywood,
dirigió en 1955 su última película, y la única en color. Una historia romántica
de una mujer irresistible a los ojos de los hombres, adelantada a su tiempo, que
ha tenido cientos de amantes de toda condición social, que ha revolucionado
sociedades puritanas, para las cuales ella era una especie de prostituta, al
ser ella una mujer libre y sin ataduras. Todo se cuenta en “flash-backs” desde
la actuación de Lola Montés (Martine Carol) en una actuación de circo en
Estados Unidos, contado todo por el maestro de ceremonias (Peter Ustinov). Todo
es fascinante, sin duda, con una bella fotografía y un gran aire poético. Lo
malo es una cierta frialdad que te distancia de la historia y no impide que
todo tenga un cierto aire anticuado, como de cine de otra época que no ha
superado el paso del tiempo, por no decir que el cine actual sabe mejor mostrar
cómo una mujer puede ser liberada y libre. Vamos, que la “Nouvelle Vague” que
estaba por llegar vino como anillo al dedo para modernizar el cine francés,
cuyos conceptos de “vanguardia” y “realismo poético” necesitaba aires nuevos. En
un papel secundario destaca el actor austríaco Oskar Werner, como uno de los
amantes de Lola y quien la salvará del linchamiento de la puritana sociedad de
Baviera sacándola del país. François Truffaut decía que ver a Werner en esta
película le fascinó y por ello le contrató para su obra maestra “Jules y Jim”.
LOLA MONTÈS: * *
*
"LOLA MONTÈS"
de Max Ophüls
El cineasta
franco-alemany Max Ophüls, després d'una cursa entre França i Hollywood, va
dirigir en 1955 la seva darrera pel.lícula, i l'única en color. Una història
romàntica d'una dona irresistible als ulls dels homes, molt avançada per a la
seva època, que ha tingut centenars d'amants de tota condició social, que ha
revolucionat societats puritanes, per a les quals ella era una mena de
prostituta, en ser ella una dona lliure i sense lligams. Tot s'explica per
"flaix-backs" des de l'actuació de la Lola Montés (Martine Carol) a
una actuació de circ als Estats Units, explicat tot pel mestre de cerimònies (Peter
Ustinov). Tot és fascinant, sens dubte, amb una bella fotografia i un gran aire
poètic. El dolent és una certa fredor que et distància de la història i no
impedeix que tot tingui un cert aire antiquat, com de cinema d'una altra època
que no ha superat el pas del temps, per no dir que el cinema actual sap millor
mostrar com la dona pot ser alliberada i lliure. Diguem-ne, que la
"Nouvelle Vague" que estava per arribar, va venir com anell al dit
per modernitzar el cinema francès de cap a peus, els conceptes d'"avantguarda"
i "realisme poètic" els calien d’aires nous. En un paper secundari
destaca l'actor austríac Oskar Werner, com un dels amants de la Lola i qui la
salvarà del linxament de la puritana societat de Baviera traient-la del país.
François Truffaut deia que veure en Werner en aquesta pel.lícula li va fascinar,
i per això el va contractar per a la seva obra mestra "Jules i Jim".
Thomas Vinterberg
es de los directores que empezaron con el Movimiento cinematográfico que Lars
Von Trier lideró y revolucionó el cine de su momento, sobre todo en el cine
nórdico, al que marcó más: el Dogma’95. En ese Movimiento, basado en diez
mandamientos que se debían seguir a rajatabla, dirigió “Celebración”, lúcido e
implacable drama familiar en torno a un sórdido secreto de una familia de clase
alta con “hijo pródigo” que venía a ajustar cuentas con su tiránico padre. Esa
película, que reunía lo mejor y lo peor del Dogma: mezcla de géneros, rodar
cámara en mano, no usar música incidental, iluminación natural, que el nombre
del director no apareciera en los créditos... y yo añadiría un gusto por los
argumentos sórdidos, de denuncia e incluso con cierto tono de “provocación”
(como utilizó esto Von Trier en la polémica “Los idiotas”, que incluía una
escena de sexo explícito al más puro estilo porno). En cierto modo, a
Vinterberg le influyó el Dogma’95 en sus posteriores trabajos, fuera en su
Dinamarca natal, en su propia lengua y con actores locales, o en sus proyectos
en inglés con actores americanos (como “Querida Wendy”, desaprovechada crítica
a la pasión enfermiza en EEUU por las armas). En “La caza” hace su mejor
película en muchos años, apoyado en un extraordinario Mads Mikkelsen (“Casino
Royale”, “Un asunto real”...), que aborda un difícil papel como Lucas, maestro
de escuela rural que un día es acusado injustamente de pederastia por una alumna,
que por enfado se inventa una excusa, y él sufre de manera implacable el
desprecio súbito de sus conciudadanos y compañeros de la escuela. Sólo contará
con el apoyo de su hijo adolescente Markus (Lasse Fogelstrom) y su amigo Bruun
(Lars Ranthe), la única de sus amistades que no le ha dado la espalda pese a la
gravísima acusación contra él, algo que sí ha hecho Theo (Thomas Bo Larsen),
padre de la alumna acusadora, siempre dominado por su esposa Agnes (Anne Louise
Hassing). Vinterberg sabe llevar la acción sin truculencias gratuitas, incluso
prescindiendo de la música incidental (escasa) para marcar la angustia que
provoca todo en el protagonista y en el horrorizado espectador, algo que el
cine americano marcaría obsesivamente, dándole a todo un tono demasiado
melodramático o grandilocuente. Incluso Mikkelsen sabe huir del héroe solitario
que busca justicia a la injusticia que padece, su personaje no es John Rambo,
que sufría todo tipo de palizas de los “malos” y luego los liquidaba a todos él
solo. Le da dignidad y nobleza, lo cual demuestra en dos escenas clave: la del
supermercado y la de la iglesia del pueblo, donde planta cara a los que le
odian sin motivo. Otro de los méritos de Vinterberg aquí es no mostrar el
habitual contrapunto de héroe perseguido contra los “malos” hipócritas o
degenerados bajo la apariencia de “decentes”. Sólo muestra seres humanos
corrientes que un día, por creer que alguien querido por ellos pasaba a ser un
monstruo, cambian radicalmente de comportamiento. Por ello, al espectador le
horroriza más lo que se muestra en pantalla, eso sí, de manera fría y
contenida, sin caer nunca en el exceso. Te llegas a identificar tanto con el
protagonista y su desgracia, que te deja clavado. El cine nórdico nos ha sabido
mostrar siempre la peor cara del ser humano, y aquí no lo es menos.
LA CAZA: * * * *
"LA
CAÇA" de Thomas Vinterberg
Thomas Vinterberg
és dels directors que van començar amb el Moviment cinematogràfic que Lars Von
Trier va liderar i va revolucionar el cinema del seu moment, sobretot al cinema
nòrdic, al que va marcar sobretot: el Dogma'95. En aquest Moviment, basat en
deu manaments que s'havien de seguir del tot rigorosament, va dirigir
"Celebració", lúcid i implacable drama familiar al voltant d'un
sòrdid secret d'una família de classe alta amb "fill pròdig" que
venia a passar-hi comptes amb el seu tirànic pare. Aquesta pel.lícula, que
reunia el millor i el pitjor del Dogma: barreja de gèneres, rodar càmera en mà,
no utilitzar música incidental, il.luminació natural, que el nom del director
no aparegués als crèdits... i jo afegiria un gust pels arguments sòrdids, de
denúncia i fins i tot amb un cert to de "provocació" (com va utilitzar
això Von Trier dins la polèmica "Els idiotes", que incloïa una escena
de sexe explícit al més pur estil porno). En certa manera, a Vinterberg li va
influir el Dogma'95 als seus posteriors treballs, fóra a la seva Dinamarca
natal, en la seva pròpia llengua i amb actors locals, o als seus projectes en
anglès amb actors americans (com "Estimada Wendy", desaprofitada
crítica a la passió malaltissa als EUA per les armes). A "La caça" fa
la seva millor pel.lícula en molts anys, recolzat en un extraordinari Mads
Mikkelsen ("Casino Royale", "Un afer real"...), que té un
difícil paper com en Lucas, mestre d'escola rural que un dia és acusat
injustament de pederàstia per una alumna, que per enuig s'inventa una excusa, i
ell sofreix de manera implacable el menyspreu sobtat dels seus conciutadans i
companys de l'escola. Només comptarà amb el suport del seu fill adolescent
Markus (Lasse Fogelström) i el seu amic Bruun (Lars Ranthe), l'única de les
seves amistats que no se li ha girat d'esquena malgrat la gravíssima acusació
contra ell, cosa que sí ha fet Theo (Thomas Bo Larsen), pare de l'alumna
acusadora, sempre dominat per la seva dona Agnes (Anne Louise Hassing).
Vinterberg sap portar l'acció sense truculències gratuïtes, fins i tot
prescindint de la música incidental (escassa) per marcar l'angoixa que provoca
tot allò al protagonista i al terroritzat espectador, cosa que el cinema
americà hi marcaria obsessivament, donant-li a tot un to massa melodramàtic o
grandiloqüent. Fins i tot Mikkelsen sap fugir de l'heroi solitari que busca
justícia a la injustícia que pateix, el seu personatge no és John Rambo, que patia
tota mena de pallisses dels "dolents" i després els liquidava a tots
ell solet. Li dóna dignitat i noblesa, la qual cosa demostra en dues escenes
clau: la del supermercat i la de l'església del poble, on planta cara als que
l'odien sense motiu. Un altre dels mèrits de Vinterberg aquí és no mostrar-hi
l'habitual contrapunt d'heroi perseguit contra els "dolents"
hipòcrites o degenerats sota l'aparença de "decents". Només mostra
éssers humans corrents que un dia, per creure que algú estimat per ells s’esdevenia
de cop i volta un monstre, canvien radicalment de comportament. Per això, a
l'espectador li horroritza més allò que es mostra a la pantalla, això sí, de
manera freda i continguda, sense caure mai dins l'excés. T’arribes a
identificar tant amb el protagonista i la seva desgràcia, que t’hi deixa
clavat. El cinema nòrdic ens ha sabut mostrar sempre la pitjor cara de l'ésser
humà, i aquí no ho és menys.
Hay algo que
siempre he admirado desde niño: el talento inmenso de los actores británicos, y
de un actor americano que desde hace años desaprovechaba su talento en
mediocres películas. Este último es Dustin Hoffman, que debuta en la dirección
a sus 75 años, y lo hace en una sencilla película, basada en una obra de
teatro, que se apoya en varios veteranos actores británicos, todos grandes en
su profesión, contando una historia aparentemente intrascendente, pero que en
el guión transmite una ironía sutil. En una residencia de ancianos donde viven
muchos miembros del mundo del espectáculo ya jubilados hay varios personajes
que años atrás formaron un grupo de cantantes de ópera, que por rivalidades
artísticas irreconciliables se separaron, y varios de ellos aun mantienen sus
rencores. Hoffman lleva la acción de manera quizá normal y corriente, no innova
en absoluto, ya que ciertos aspectos de realización e incluso de guión están ya
muy vistas, pero los grandísimos actores (Maggie Smith a la cabeza, junto con Tom
Courtenay, Pauline Collins y Billy Connolly) y un tono de optimismo jovial,
sabiamente mezclado con toques agridulces, lo convierten en una película muy
agradable de ver, con algunas escenas memorables. Originalmente fue una
película para la TV británica, pero se ha exhibido también en cines.
EL CUARTETO: * *
*
"EL
QUARTET" de Dustin Hoffman
Hi ha alguna cosa
que sempre he admirat des de nen: el talent immens dels actors britànics, i d'un
actor americà que des de fa anys desaprofitava el seu talent en mediocres pel.lícules.
Aquest darrer és Dustin Hoffman, que debuta a la direcció als seus 75 anys, i
ho fa en una senzilla pel.lícula, basada en una obra de teatre, que es recolza
en diversos veterans actors britànics, tots mestres dins la seva professió,
explicant una història aparentment intranscendent, però que en el guió transmet
una ironia subtil. Dins una residència d'ancians, on hi viuen molts membres del
món de l'espectacle ja jubilats, hi ha diversos personatges que anys enrere van
formar una colla de cantants d'òpera, que per rivalitats artístiques
irreconciliables es van separar, i diversos d'ells fins i tot mantenen els seus
rancors. Hoffman porta l'acció de manera potser normal i corrent, no innova en
absolut, ja que certs aspectes de realització i fins i tot de guió estan ja
molt vistos, però els grandíssims actors (Maggie Smith al capdavant, juntament
amb Tom Courtenay, Pauline Collins i Billy Connolly) i un to d'optimisme jovial,
sàviament barrejat amb tocs agredolços, la fan una pel.lícula molt agradable de
veure, amb algunes escenes memorables. Originalment va ser una pel.lícula per
la TV britànica, però s'ha exhibit també en cinemes.