(NO TAN) FELIZ NAVIDAD
Cada año por estas fechas, con
la Navidad a punto para difundir su loable mensaje de paz, amor y armonía
universal, está muy bien, y el cine se ha encargado de mostrarlo hasta la
saciedad, Hollywood casi todo ello. Pero…
Ya nos sabemos de memoria el
emotivo final de “Qué bello es vivir”, no negaremos el talento de Frank Capra
para hacer emotiva y humana una historia más cursi que un rábano con lazo y,
como acertadamente la definió el escritor y crítico de cine Julio Castedo, como
“Una metáfora de catequista para niños”.
Pero aquí, como esas escenas
navideñas ya las conocemos y ya nos rayan un poco, vamos aquí a mirar otras
maneras de mirar la Navidad, incluso las que no tienen nada que recuerde a la
felicidad plena, que también las hay. Y el cine no americano se ha encargado de
mostrárnosla de vez en cuando.
Pues quince años después de
“Qué bello es vivir”, Luis García Berlanga hizo una obra maestra donde
satirizaba la Navidad, sus mezquindades, sus hipocresías y su loable pero
fracasado intento de hacer la vida mejor a los más necesitados. En “Plácido”
mostraba un frenético día de un honrado trabajador que intentaba conseguir
dinero para pagar la letra de su motocarro, en peligro de embargo si no la
pagaba a tiempo, mientras se lanzaba la campaña “Siente un pobre a su mesa”.
Berlanga, con la colaboración
de Rafael Azcona en el guión, urdió una obra maestra que no deja títere con
cabeza, como dice el tópico, pero aquí no se salva nadie: la familia, las
buenas intenciones, lo que pille por enmedio. Desde los magníficos títulos de
crédito iniciales, con fotomontajes de un pobre que es recogido de la calle, le
llevan a una casa, come y bebe lo que quiere, hasta que vuelven a echarle a la
calle y hala, nuevamente a pedir limosna.
Reparto coral el de la
película, como era habitual en Berlanga, desde Casto Sendra “Cassen” hasta José
Luis López Vázquez, con un ritmo frenético y donde no falta ni sobra nada, la
sátira es perfecta e implacable.
Sólo decir que “Plácido” fue
nominada al Óscar a la Mejor Película Extranjera (se lo llevó finalmente Ingmar
Bergman por “El manantial de la doncella”), y que Berlanga, sarcástico, dijo
“Si mi película la viera Frank Capra, le daría un infarto”. Lógico, a él nunca
le gustó Capra ni su sobreexplotada “Qué bello es vivir”, de la que “Plácido”
es su lúcido reverso.
Otra película que no muestra
una Navidad idílica es la francesa “La bûche, cena de Navidad”, cuyo título se
refiere a un tronco hecho de chocolate muy típico en la Nochebuena del país
vecino, y que también desmonta los tópicos navideños, aunque con un estilo
aparentemente más suave y moderado que el de “Plácido”:
Después de los títulos de
crédito con la canción “Jingle bells”, en su primera escena aparece algo tan
poco navideño como… un entierro. Y para que tenga la cosa más humor negro,
cuando el ataud del difunto ya está en el hoyo (literalmente), suena un
teléfono móvil. Todos creen que es el suyo, pero no: está con el muerto. Y a
ver quién es el guapo que baja al fondo del hoyo, abre el ataúd, coge el móvil
del muerto y contesta a la llamada, que era de la ex mujer del difunto.
Todo esto ocurre tres días
antes de Navidad, y tenemos a tres hermanas, Emmanuelle Béart, Sabine Azéma y
Charlotte Gainsbourg, que no tienen motivos para una Navidad feliz.
Especialmente la segunda, que está embarazada de su pareja, y que para más
inri, es un hombre casado, que lleva 12 años con una doble vida, y cuya esposa
está a punto de dar a luz a su quinto hijo. Tiene que elegir entre una de las
dos, es decir, quedarse con una y la otra, embarazada o no, que se busque la
vida como pueda. Y poco antes de la Misa del Gallo, tomará la decisión final:
Y la que parece más lúcida de
las hermanas, Emmanuelle Béart, no es feliz ni su matrimonio tan perfecto. Su
marido la engaña con otra y al final estalla, ya que todos la tienen como quién
te resolverá todos tus problemas:
La otra hermana, Charlotte
Gainsbourg, es al final la más fuerte de las tres. Es independiente, no piensa
demasiado en relaciones estables y está dedicada a su trabajo.
Para acabar con esta gran
película, también se fija en otros personajes importantes en la trama y que hoy
en día todos tenemos en nuestra familia más de uno: los padres divorciados con
hijos, que cuando llega la Navidad resulta complicado saber en qué casa pasará
cada uno las fiestas, si podrán tener a los hijos en la mesa o estarán en la
mesa de otro.
Hay otras películas con la
Navidad en el título, pero con un trasfondo nada idílico: primero está “Feliz
Navidad, Mr. Lawrence” de Nagisa Oshima, donde tenían un duelo interpretativo
dos músicos que son actores de vez en cuando: David Bowie y Ryuchi Sakamoto,
enmedio de la II Guerra Mundial, en Java, Navidad de 1942, con el implacable
enfrentamiento entre dos culturas, la occidental británica y la japonesa, ésta
última todavía con sus códigos de honor de los samurais, que por cualquier
tontería, hala, se arregla todo con el “hara-kiri”.
Sakamoto era además el autor
de la banda sonora, y su personaje tenía con el de Bowie una relación de
amor-odio, incluso llegando a la homosexualidad.
Y ya que hablamos de guerras,
pues pasemos a la I Guerra Mundial, que enmedio de las trincheras de Francia,
un hecho real poco conocido: en el día de Navidad de 1914, soldados alemanes
decidieron una tregua por su cuenta con los franceses y escoceses, enmedio de
las trincheras y la nieve de aquella guerra.
Después continuó la guerra, y
los soldados y oficiales que secundaron esta tregua fueron deportados a otros
frentes de batalla, o degradados, o incluso fusilados. Pero muestra un claro
mensaje de paz, amor y fraternidad frente a la locura humana. Emotiva es la
escena en donde escoceses, alemanes y franceses cantan a coro “Adeste fidelis”.
Hay que agradecer al director de “Feliz Navidad” que en todo momento respeta la
dignidad de los contendientes, fueran cual fueran sus ideas.
Y como no queremos sacar sólo
lo triste, en nuestro propósito de que pasemos todos una feliz Navidad lo mejor
posible, o si no, siempre viene bien un capítulo navideño de Los Simpson, que
siempre saben sacarle su lado divertido o sarcástico a esta época del año. Con
ellos, nunca nos parecerá cursi la Navidad, sino simplemente que la sintamos
como es. Así que… Feliz Navidad.
(NO GAIRE) BON NADAL
Cada any per aquestes dates,
amb el Nadal a punt per difondre el seu lloable missatge de pau, amor i
harmonia universal, està molt bé, i el cinema s’ha encarregat de mostrar fins a
la sacietat, Hollywood gairebé tot això. Però…
Ja ens sabem de memòria
l’emotiu final de “Què bonic és viure”, no negarem el talent de Frank Capra per
fer emotiva i humana una història més cursi que un rave amb llaç i, com
encertadament la va definir l’escriptor i crític de cinema Julio Castedo, com
“Una metàfora de catequista per a nens”.
Però aquí, com aquestes
escenes nadalenques ja les coneixem i ja ens ratllen una mica, anem aquí a
mirar d’altres maneres de mirar el Nadal, fins i tot les que no tenen res que
recordi a la felicitat plena, que també n’hi ha. I el cinema no americà s’ha
encarregat de mostrar-nos-la de tant en tant.
Doncs quinze anys després de
“Què bonic és viure”, Luis García Berlanga va fer una obra mestra on
satiritzava el Nadal, les seves mesquineses, les seves hipocresies i el seu
lloable però fracassat intent de fer la vida millor als més necessitats. A
“Plácido” mostrava un frenètic dia d’un honrat treballador que intentava aconseguir
diners per pagar la lletra del seu motocarro, en perill d’embargament si no la
pagava a temps, mentre es llançava la campanya “Asseu-hi un pobre a la vostra
taula”.
Berlanga, amb la col.laboració
de Rafael Azcona al guió, va ordir una obra mestra que no deixa res dempeus,
com diu el tòpic, però aquí no es salva ningú: la família, les bones
intencions, tot allò que agafi pel mig. Des dels magnífics títols de crèdit
inicials, amb fotomuntatges d’un pobre que és recollit del carrer, el porten a
una casa, menja i beu el que vol, fins que tornen a llençar-li al carrer i au,
novament a demanar almoina.
Repartiment coral, el de la
pel.lícula, com era habitual en Berlanga, des de Cast Sendra “Cassen” fins a
José Luis López Vázquez, amb un ritme frenètic i on no falta ni sobra res, la
sàtira és perfecta i implacable.
Només dir que “Plácido” va ser
nominada a l’Oscar a la Millor Pel.lícula Estrangera (hi va portar finalment
Ingmar Bergman per “La font de la donzella”), i que Berlanga, sarcàstic, va dir
“Si la meva pel.lícula la veiés en Frank Capra, li donaria un infart”. Lògic, a
ell mai no li va agradar Capra ni la seva sobreexplotada “Què bonic és viure”,
de la qual “Plácido” és el seu lúcid revers.
Una altra pel.lícula que no
mostra un Nadal idíl.lic és la francesa “La bûche, sopar de Nadal”, el títol es
refereix a un tronc fet de xocolata molt típic en la nit de Nadal del país veí,
i que també desfa els tòpics nadalencs, encara que amb un estil aparentment més
suau i moderat que el de “Plácido”.
Després dels títols de crèdit
amb la cançó “Jingle bells”, en la seva primera escena apareix una cosa tan poc
nadalenca com… un enterrament. I perquè tingui la cosa més humor negre, quan el
taüt del difunt ja hi és al forat (literalment), sona un telèfon mòbil. Tots
creuen que és el seu, però no: hi és amb el mort. I a veure qui és el guapo que
baixa al fons del forat, obre el taüt, agafa el mòbil del mort i contesta a la
trucada, que era de l’exdona del difunt.
Tot això passa tres dies abans
de Nadal, i tenim a tres germanes, Emmanuelle Béart, Sabine Azéma i Charlotte
Gainsbourg, que no tenen pas de motius per un Nadal feliç. Especialment la
segona, que està embarassada de la seva parella, i que per més inri, és un home
casat, que porta 12 anys amb una doble vida, i la seva dona està a punt de
donar a llum al seu cinquè fill. Ha de triar entre una de les dues, és a dir,
quedar-se amb una i l’altra, embarassada o no, que es busqui la vida com pugui.
I poc abans de la Missa del Gall, prendrà la decisió final.
I la que sembla més lúcida de
les germanes, Emmanuelle Béart, no és pas feliç ni el seu matrimoni tan
perfecte. El seu marit l’enganya amb una altra i al final esclata, ja que tots
la tenen com qui et resoldrà tots els teus problemes.
L’altra germana, Charlotte
Gainsbourg, és al final la més forta de les tres. És independent, no pensa
massa en relacions estables i està dedicada a la seva feina.
Per acabar amb aquesta gran
pel.lícula, també es fixa en altres personatges importants en la trama i que
avui dia tothom tenim en la nostra família més d’un: els pares divorciats amb
fills, que quan arriba el Nadal és complicat saber a quina casa passarà cadascú
les festes, si podran tenir els fills a la taula o seran a la taula d’un altre.
Hi ha d’altres pel.lícules amb
el Nadal al títol, però amb un rerefons gens idíl.lic: primer està “Bon Nadal,
Mr Lawrence” de Nagisa Oshima, on tenien un duel interpretatiu dos músics que
són actors de tant en tant: David Bowie i Ryuchi Sakamoto, enmig de la Segona
Guerra Mundial, a Java, Nadal de 1942, amb l’implacable enfrontament entre dues
cultures, l’occidental britànica i la japonesa, aquesta última encara amb els
seus codis d’honor dels samurais, que per qualsevol tonteria, au, s’arregla tot
amb el “hara-kiri”.
Sakamoto era, a més, l’autor
de la banda sonora, i el seu personatge tenia amb el de Bowie una relació
d’amor-odi, fins i tot arribant a l’homosexualitat.
I ja que parlem de guerres,
doncs passem a la I Guerra Mundial, que enmig de les trinxeres de França, un
fet real poc conegut: en el dia de Nadal de 1914, soldats alemanys van decidir
una treva pel seu compte amb els francesos i escocesos, enmig de les trinxeres
i la neu d’aquella guerra.
Després, va continuar la
guerra, i els soldats i oficials que van secundar aquesta treva van ser
deportats a altres fronts de batalla, o degradats, o fins i tot afusellats.
Però mostra un clar missatge de pau, amor i fraternitat enfront de la bogeria
humana. Emotiva és l’escena on escocesos, alemanys i francesos canten a cor
“Adeste fidelis”. Cal agrair al director de “Bon Nadal” que en tot moment
respecta la dignitat dels contendents, fossin qual fossin les seves idees.
I com no volem treure només
d’allò més trist del Nadal, en el nostre propòsit que passem tots un bon Nadal
el millor possible, o si no, sempre va bé veure un capítol nadalenc dels
Simpson, que sempre saben treure el seu costat divertit o sarcàstic a aquesta
època de l’ any. Amb ells, mai ens semblarà cursi el Nadal, sinó simplement que
la sentim com és. Així que … Bon Nadal.